También habló ayer el artífice de esta nueva gesta en el feudo madridista, el entrenador más laureado del año pasado y, depende de como vayan las cosas, quizás de este. Sereno, tranquilo, Pep Guardiola afirmó que no se plantea el hecho de ganar cuatro partidos al Real Madrid sino que hemos venido al campo del líder y hemos ganado un partido muy serio. Estamos contentos, satisfechos con veintiún puntos por jugar, un mundo”. Y es que todo el mérito se lo da a sus jugadores, no a su labor: “El secreto de este equipo son los jugadores. Les hago correr y que jueguen todos. Son muy buenos. Mucho trabajo. Cuando no corren les denuncio y como no les gusta, corren”, indicó. Lo que es curioso es que el míster culé no saborea las victorias, siempre piensa en el partido siguiente: “Estos dos partidos que vienen ahora son fundamentales. El miércoles a ver como nos recuperamos anímicamente y el Espanyol. Hemos hecho un partido muy serio pero no brillante y teniendo en cuenta con quién jugamos, que es un espectáculo de equipo, es una victoria importante y hay que felicitar a los jugadores”, sentenció
En cuanto al partido, la afición blaugrana sabía que podía ganar, incluso algunos esperanzados confiaban en otra humillación como la del año pasado, pero un 0-2 ante un equipo plagado de estrellas no está nada mal, y más si se le da un golpe de efecto tal a la Liga que pueda encarrilar mucho la competición. Guardiola planteó un 4-2-3-1 con Messi en punta y acertó. También acertó con Piqué, que no dejó respirar a Ronaldo. La ‘Pulga’ estuvo sensacional, no tanto como el partido en el que humilló al Arsenal él solito, pero decisivo, pues en el minuto 33, metió el primero. Una gran triangulación que acabó con pase de Xavi al genio argentino, que controla con el pecho, marea a Raúl Albiol, y bate a Casillas con un disparo picado al suelo. El argentino se cogió el escudo y lo arrastró por medio campo en la carrera de celebración. Y en la segunda parte nada cambió: el Barça dominaba y CR9 estaba desaparecido. Algunos tímidos disparos de Higuaín daban a entender que había ganas, pero nada más allá, porque Valdés lo paraba todo.
El Barça seguía siendo el dueño y señor del campo, aunque faltaba sentenciar. Y no tardó en llegar cuando Pedro, tras una magnífica asistencia de Xavi nuevamente, empezó a galopar tan velozmente que nadie le alcanzó, se plantó frente a Casillas y le batió por raso con la izquierda. Segundo chasco para los blancos y, de no ser por el guardameta de Móstoles, podrían haber sido más. El Bernabéu calló y empezó a vaciarse hacia el minuto 85. No hay palabras para describir lo que está haciendo este Barça que ha sido capaz de vencer cuatro veces seguidas a un Real Madrid que parece estar sumiso al juego de los de la ciudad condal. Fue otro gran partido en el Bernabéu, con menos goles que la temporada pasada, pero que vuelve a dar un golpe en la mesa. Ahora el Madrid tiene que ganarlo todo y esperar dos fallos del Barça si quiere ganar algo esta temporada.
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