Ya avisaba Pep Guardiola el viernes que ”para ellos es el partido del año. Nosotros tenemos muchos“. Y así fue. Y es que para los blanquiazules, los partidos contra el Barça no son uno cualquiera, pues existe una motivación extra difícil de explicar que hace que el Espanyol juegue como no lo hace el resto de la temporada. Pochettino se preparó bien, dejando en la banqueta a sus perlas contra el Racing para no perderlos por sanción. Pero anunció que su equipo ”no sería agresivo”, algo que en el terreno de juego no se dio, pues los pericos hicieron sufrir de lo lindo a los culés.
Los locales se pusieron las pilas desde el principio, se les veía seguros, concienciados, dándolo todo, incluso salieron con una dureza algo desmesurada y Undiano Mallenco lo permitió. Sin embargo, no hay que restarle méritos al planteamiento de Pochettino, pues puso al Barça contra las cuerdas, un Barça que se vio superado casi en todo momento. Presionado en defensa, con poco control del balón, sin ideas en ataque…Algo que no es propio en los de Pep. La mejor oportunidad la tuvo Pedro en un centro-chut que tocó el larguero, pero el resto de la primera mitad fue un asedio constante a la portería de Valdés que fue providencial en una jugada en la que con su destreza y la ayuda del palo consiguió sacar un remate de Osvaldo que podría haber complicado las cosas y mucho. Piqué también estuvo impresionante al marcar a Osvaldo de muy cerca.
La polémica del partido llegó en el minuto 61. Tras un disparo de Messi que rozó el palo, Callejón se iba por medio campo con el esférico, Alves lo tocó suavemente y se cayó. El brasileño ya tenía una tarjeta amarilla y Vallenco le sacó la segunda. Luego, Luis García se llevó a Keita con los dos pies por delante y no fue expulsado. El colegiado se cubrió de gloria en Cornellà, pero en el Camp Nou hubiera salido entre abucheos. Ni la salida de Henry ni de Ibrahimovic mejoró nada, el Espanyol controlaba el partido y el Barça podía dar gracias de empatar a 0. Y así acabó el encuentro, con 0-0 que a los pericos les podría saber a poco y a los culés a mucho.
Al final del partido, Guardiola remarcó que “no sé cómo acabará la liga, pero estoy muy orgulloso de mis jugadores. Nos regalan pocas cosas y nos la tenemos que ganar todas“, refiriéndose a la muy dudosa actuación del árbitro. Por su parte, Xavi, muy molesto, sentenció que el colegiado “ha favorecido en todo momento al equipo que no quería jugar al fútbol“. Finalmente, el míster azulgrana afirmó que “todos lo intentan y luchan hasta el final. Nadie se esconde y eso es muy bueno. Tenemos que seguir adelante y continuar enganchados”.
Los locales se pusieron las pilas desde el principio, se les veía seguros, concienciados, dándolo todo, incluso salieron con una dureza algo desmesurada y Undiano Mallenco lo permitió. Sin embargo, no hay que restarle méritos al planteamiento de Pochettino, pues puso al Barça contra las cuerdas, un Barça que se vio superado casi en todo momento. Presionado en defensa, con poco control del balón, sin ideas en ataque…Algo que no es propio en los de Pep. La mejor oportunidad la tuvo Pedro en un centro-chut que tocó el larguero, pero el resto de la primera mitad fue un asedio constante a la portería de Valdés que fue providencial en una jugada en la que con su destreza y la ayuda del palo consiguió sacar un remate de Osvaldo que podría haber complicado las cosas y mucho. Piqué también estuvo impresionante al marcar a Osvaldo de muy cerca.
La polémica del partido llegó en el minuto 61. Tras un disparo de Messi que rozó el palo, Callejón se iba por medio campo con el esférico, Alves lo tocó suavemente y se cayó. El brasileño ya tenía una tarjeta amarilla y Vallenco le sacó la segunda. Luego, Luis García se llevó a Keita con los dos pies por delante y no fue expulsado. El colegiado se cubrió de gloria en Cornellà, pero en el Camp Nou hubiera salido entre abucheos. Ni la salida de Henry ni de Ibrahimovic mejoró nada, el Espanyol controlaba el partido y el Barça podía dar gracias de empatar a 0. Y así acabó el encuentro, con 0-0 que a los pericos les podría saber a poco y a los culés a mucho.
Al final del partido, Guardiola remarcó que “no sé cómo acabará la liga, pero estoy muy orgulloso de mis jugadores. Nos regalan pocas cosas y nos la tenemos que ganar todas“, refiriéndose a la muy dudosa actuación del árbitro. Por su parte, Xavi, muy molesto, sentenció que el colegiado “ha favorecido en todo momento al equipo que no quería jugar al fútbol“. Finalmente, el míster azulgrana afirmó que “todos lo intentan y luchan hasta el final. Nadie se esconde y eso es muy bueno. Tenemos que seguir adelante y continuar enganchados”.
0 comentarios:
Publicar un comentario