Tres puntos que eran vitales se fueron de nuevo por la cloaca. El Espanyol estuvo toda la primera parte a merced del Tenerife. Una victoria que hubiera sido importantísima para situarse a 11 puntos del descenso acabó en nada, pues la actitud con la que salió al campo el conjunto de Mauricio Pochettino fue lamentable. Por su parte, los de Oltr sí que salieron a dejarse la piel en el terreno de juego, lo que se plasmó a lo largo de todo el partido. Los primeros minutos fueron algo rancios en cuanto a ocasiones. Aunque tuvo más peligro el equipo local que los delanteros españolistas, que ni siquiera se acercaron a la meta de Sergio Aragoneses.
Y el poco acierto de los pericos se volvió en su contra cuando, faltos de oportunidades, al Tenerife se le puso la suerte de cara. Richi cazó un rechace malo de la defensa blanquiazul, golpeó el balón, que aparentemente iba fuera, pero rebotó en Moisés Hurtado y éste desvió su trayectoria, por lo que el esférico se coló en la portería del portero camerunés, Kameni, que iba en la dirección contraria hacia la que se dirigía el disparo. Osvaldo quiso empatar en el minuto 32, pero su disparo salió desviado. Pero los de la isla no parecían sufrir con un Espanyol tan irregular. Luego Nino falló una falta cercana y tocó ir a los vestuarios.
Pero quedaba lo peor: la segunda parte, que fue la sentencia para el conjunto perico. Pochettino dejó en la banqueta a Iván Alonso y sacó a Baena. Parecía que el Espanyol empezaba a tomar las riendas del partido, pero sólo lo pareció cuatro minutos, ya que Nino sorprendió a la defensa españolista y al propio Kameni al endosarle el segundo. Luis García lanzó un libre directo que se marchó por encima del travesaño. Después, Osvaldo fue sustituido por Ben Sahar. Chica, de vaselina, hizo que Aragoneses apareciera en el partido. Disparos pero sin pólvora.
Todo iba mal, pero se dio un pequeño milagro. Taconazo de Marqués a Verdú, quien se internó en el área y batió a Aragoneses. La llama de la esperanza blanquiazul empezó a encenderse. Pero tuvo que apagarse cuando la defensa regaló el balón a Alfaro. Totalmente solo, remató a placer sobre un Kameni vendido. Y Nino decidió humillar a los de Pochettino al sentenciar con un cuarto gol; se escapó velozmente para fusilar al guardameta perico. Jarro de agua fría, de nuevo, para los de Pochettino, que parecían aspirar a algo hace unas jornadas. Ahora la permanencia es el mejor premio para los blanquiazules.
Y el poco acierto de los pericos se volvió en su contra cuando, faltos de oportunidades, al Tenerife se le puso la suerte de cara. Richi cazó un rechace malo de la defensa blanquiazul, golpeó el balón, que aparentemente iba fuera, pero rebotó en Moisés Hurtado y éste desvió su trayectoria, por lo que el esférico se coló en la portería del portero camerunés, Kameni, que iba en la dirección contraria hacia la que se dirigía el disparo. Osvaldo quiso empatar en el minuto 32, pero su disparo salió desviado. Pero los de la isla no parecían sufrir con un Espanyol tan irregular. Luego Nino falló una falta cercana y tocó ir a los vestuarios.
Pero quedaba lo peor: la segunda parte, que fue la sentencia para el conjunto perico. Pochettino dejó en la banqueta a Iván Alonso y sacó a Baena. Parecía que el Espanyol empezaba a tomar las riendas del partido, pero sólo lo pareció cuatro minutos, ya que Nino sorprendió a la defensa españolista y al propio Kameni al endosarle el segundo. Luis García lanzó un libre directo que se marchó por encima del travesaño. Después, Osvaldo fue sustituido por Ben Sahar. Chica, de vaselina, hizo que Aragoneses apareciera en el partido. Disparos pero sin pólvora.
Todo iba mal, pero se dio un pequeño milagro. Taconazo de Marqués a Verdú, quien se internó en el área y batió a Aragoneses. La llama de la esperanza blanquiazul empezó a encenderse. Pero tuvo que apagarse cuando la defensa regaló el balón a Alfaro. Totalmente solo, remató a placer sobre un Kameni vendido. Y Nino decidió humillar a los de Pochettino al sentenciar con un cuarto gol; se escapó velozmente para fusilar al guardameta perico. Jarro de agua fría, de nuevo, para los de Pochettino, que parecían aspirar a algo hace unas jornadas. Ahora la permanencia es el mejor premio para los blanquiazules.
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